Es evidente que el estudiante apático, con escaso nivel de esfuerzo, dominado por el aburrimiento y acostumbrado a aplazar las cosas para el día siguiente, será una persona desmotivada, desprovista de imaginación, de ganas de superarse e incapaz de lograr una plena concentración en el estudio. Como mucho, se limitará a hacer a regañadientes y de mala gana lo que le mandan, pero sin plena dedicación, olvidará pronto lo que ha malentendido y estudiado, haciendo imposible un rendimiento escolar altamente satisfactorio.
Los problemas de atención en edad escolar tienen una relación directa con el fracaso académico. Esto se evidencia cuando no aprenden bien los conceptos o tienen lagunas porque no han prestado la atención debida y, cuando estudian, se sienten confusos.
Es por ello, la importancia de la labor docente para ayudar a nuestros niños y niñas a focalizar y a la vez potenciar la capacidad de atención mediante ejercicios sencillos y juegos que enseñen a los niños a retener la información importante e ignorar las distracciones. Pero antes que nada se tiene que garantizar los siguientes aspectos:
- El docente tiene que ser consciente, que por ser él quien media los conocimientos, debe tener en cuenta la preparación de una clase entretenida en donde haya variadas actividades que propicien la participación de los alumnos y alumnas. Como por ejemplo: formar grupos, hacer competencias entre grupos, invitar a otras personas a complementar el tema, usar material didáctico y audiovisual.
- Se debe dar una explicación clara y oportuna antes de comenzar cada actividad.
- Prever un ambiente adecuado.
- Se tiene que evaluar constantemente los resultados y reestructurar las actividades que lo ameriten para obtener mejores resultados.
- Utilizar actividades variadas en cada momento para no permitir la fatiga y el aburrimiento.
- Es importante, no excederse al facilitar la actividad o la tarea. Ayudar sólo cuando sea necesario.
- No aclarar las dudas si el niño no ha estado atento. Es necesario que el niño realice un verdadero análisis de lo que se le propone.
- No se le deben señalar los errores sino más bien facilitar que el niño realice otra vez el proceso. La idea es que sea él mismo quien descubra los errores y por tanto la forma de no repetirlos.
Veamos, una serie de actividades que van a permitir que los niños y niñas puedan desarrollar la atención en clase:
Encontrando las diferencias: Es el análisis de dos dibujos aparentemente iguales que exige del niño una capacidad de atención y un método en su análisis y observación.
Identificación de aciertos y errores: Son actividades en las que el niño debe analizar ordenadamente todos los detalles que se le plantean para poder identificar aquellos elementos que no son correctos.
Laberintos: Es una actividad clásica de atención en la que se debe discriminar cuál es el itinerario a seguir sin ningún “tropiezo”.
Asociación de símbolos: Es una tarea que consiste en sustituir, asociar o relacionar con flechas, unos símbolos con otros.
Leer instrucciones: Es una tarea que consiste en leer las instrucciones parte por parte y ejecutar las acciones que te indican.
Canciones y rimas con instrucciones: Se emplean canciones que contienen una o varias instrucciones a realizar. Esto implica estar atento al contenido de la canción para saber, qué movimiento o acción se debe llevar a cabo de forma instantánea.
Seguir con la vista un laberinto de líneas: Es un ejercicio de discriminación visual en donde se necesita poner en juego la capacidad de atención.
Buscar errores en un texto: Se trata de comparar dos textos escritos y encontrar en uno de ellos diferencias o errores: cambio de género, número, omisión de una letra, sílaba…
Al trabajar las actividades de atención, hay que mostrarlas siempre como un juego para que los niños estén motivados. Se aconseja practicar tres veces por semana, durante un máximo de 15 minutos al día. Se recalca que no hay que facilitar la tarea, sino ayudar sólo cuando sea necesario para que sea él quien construya su propio aprendizaje.