En vacaciones los niños tienen más tiempo para realizar actividades con los padres, solo depende de la voluntad que tengamos nosotros y de la organización para generar espacios con ellos:
Crear un “rincón de reciclado”, donde juntemos cajitas, botellas, revistas, periódicos, chapitas, tapitas, etc. para hacer títeres, porta juguetes, portalápices y lo que la imaginación demande. Esto ayudará a desarrollar la coordinación motora fina y la capacidad para mantenerse concentrado en una actividad.
- Inicien su vida como “reposteros” y preparen queques, alfajores, galletitas y muchas otras recetas que pueden bajar del internet y que fácilmente pueden realizar niños desde los 3 años.
- Tengan un tiempo para los “juegos de mesa”, a los niños les fascina, ayuda a la integración de la familia y enseña a los niños a esperar su turno, manejar la tolerancia a la frustración cuando pierden, además desarrolla la atención y la concentración.
- Desarrollen un “espacio lector”, que es un momento durante el día donde se dedique a leer cuentos, contar historias y compartir experiencias nuevas a partir de textos escritos o de figuras cuando los niños son más pequeños, estimulando y desarrollando su lenguaje.
- Ponga música y a bailar, esta actividad desarrolla la coordinación motora gruesa, desarrolla el equilibrio y permite compartir momentos de felicidad.
- No se olvide, los niños necesitan actividad física, es por eso que debemos llevarlos al parque todos los días, con su triciclo, scooter, bicicleta, pelota o lo que ellos prefieran, lo importante es correr y divertirse, así como estimular la coordinación motriz.
- Y si bien es cierto estamos en vacaciones, no se olvide de establecer algunas obligaciones; guardar los juguetes, poner la mesa, guardar su ropa en los cajones y para los más grandecitos (a partir de 6 años) tender su cama y arreglar su habitación.
- Algún fin de semana puede reunirse con los padres y los amigos de sus hijos, quedando para ir al cine o a los juegos, de tal manera que continúe la relación amical con sus compañeros del colegio.
- Hacer juegos de “dramatizaciones”, pueden tener un baúl con ropa que ya no usan y disfrazarse para asumir roles diferentes.
Y si tiene la oportunidad de ir a la playa, aproveche que es un espacio natural que motiva y relaja mucho a los niños, y les permite:
- Tener contacto directo con la arena seca y mojada, para que pueda diferenciar la consistencia, la humedad y la temperatura.
- Haga que el niño, gatee, camine y juegue con la arena, supervisando siempre que no se la vaya a meter en la boca. Póngale arena húmeda y arena seca sobre la piel, para que observe como se desliza o se pega según sea el caso.
- Haga un pozo en la orilla del mar, donde lo sentemos para que observe el movimiento del mar y su interacción con la arena. Haga figuras de arena húmeda. Permítale a su hijo escarbar, rastrillar, cernir la arena.
- Báñelo en el agua de mar, tanto en la orilla como dentro del mar, para que pueda notar la diferencia. Siéntelo al borde de la playa donde revientan las olas y permita que esta agua le llegue a los pies y el cuerpo.
- Zambúllalo en el agua y permita que chapotee en el mar, fomentando el movimiento de brazos y piernas. Recolecten elementos marinos: Recoger conchitas, piedritas, algas, muy-muy, y cualquier objeto que le permita diferenciar texturas.
- Elaboren una caja de texturas con todos estos materiales, para ir enseñando cualidades de los objetos como duro, blando, rugoso, liso.
- Observen los animales marinos que se encuentran en ella: gaviotas, peces, cangrejos, muy-muy, arañas marinas, entre otros. Debemos explicarles acerca de sus características físicas como color, tamaño y forma, dependiendo de la edad de su hijo.
- Observen el movimiento del mar y escuchen como las olas se alejan y se acercan a la playa, el tamaño de las olas, introduciendo los conceptos de grande y pequeño, cerca y lejos.
- Observen y escuchen a los barcos y lanchas que pueden estar en el puerto, haciendo diferencias por color, tamaño y forma.