Martes, 03 Julio 2018 16:53

¿Cómo lograr que nuestro hijo sea independiente?

El proceso de independización del niño es largo y continuo, se inicia desde el momento del nacimiento y termina su desarrollo alrededor de los 3 años. Pero ¿qué quiere decir independización? ¿Cómo logramos este proceso? ¿Cómo beneficia a nuestros hijos independizarse en forma adecuada?

Independizarse significa que el niño “tome conciencia de su identidad”, que logre diferenciarse él mismo de los demás y del mundo externo.

Winnicott, divide el mundo del niño en relación a su mundo interno y su relación con el mundo externo en tres etapas:

  1. Dependencia Absoluta, desde el nacimiento hasta los 3 a 4 meses, donde el niño no logra diferenciar el cuidado materno de la madre de sí mismo. No puede controlar lo que le beneficia o perjudica, sólo puede aprovecharlo (satisfacción) o perturbarse (llanto).
  2. Dependencia Relativa, desde el tercer a cuarto mes hasta los 18 meses aproximadamente.  En esta etapa el niño se da cuenta de la necesidad que tiene de los cuidados maternos y puede relacionarlos con él mismo. Comienza a darse cuenta de las faltas y carencias.
  3. Hacia la Independencia, comienza al terminar la etapa anterior. El niño desarrolla recursos de autovalimiento que le permiten desenvolverse sin el cuidado efectivo de la madre, junto al desarrollo de la confianza en su medio ambiente y su creciente desarrollo intelectual.

A los 2 años más o menos el niño ha elaborado los recursos necesarios para afrontar las pérdidas (separación de la madre), además se ha familiarizado con otras personas que pueden ser familiares o amigos, quienes pueden considerarse sustitutos de la madre. Poco a poco el niño debe ir explorando nuevos mundos, sin necesidad de situaciones traumáticas, donde la madre comparta algunas etapas con él, para que pueda ir aumentando en el niño su capacidad de disfrutar del mundo.

Winnicott precisa que “la independencia nunca es absoluta. El individuo sano no puede vivir aislado, sino que se relaciona con el ambiente de tal forma que podemos afirmar que el individuo y el ambiente son interdependientes”.

Mahler, establece dos períodos en el proceso de independización:

 

Período de No Diferenciación (hasta 4-5 meses)

  • Que se caracteriza por una etapa simbiótica, donde el bebé no puede aislarse de la madre, ni logra diferenciar las atenciones de la madre con sus propios intentos por reducir las situaciones que le generan tensión (orinar, defecar, toser, comer, etc.)

Período de Separación – Individuación

  • Donde logra el proceso de Independización en forma eficiente, permitiendo al niño tomar conciencia de sí mismo y del “otro”, al tomar conciencia de la existencia de una realidad externa. Este período tiene cuatro fases:
  1. Fase de Diferenciación (4-5 meses hasta 10 meses).
    • Se inicia alrededor del cuarto mes, cuando el bebé logra diferenciar a la madre del resto. La sonrisa actúa como respuesta  de su preferencia y de su vínculo específico con ella.
    • Alrededor del 5to mes el bebé comienza a diferenciar su cuerpo del cuerpo de la madre: comienza a jalar su cabello, sus orejas y pone resistencia en su cuerpo para apartarse de ella.
    • A los 6 ó 7 meses se produce el apogeo de la exploración manual, táctil y visual del rostro y el cuerpo de la madre. El bebé suele descubrir la cadena, aro, anteojos que utiliza la madre. En esta edad aparece el objeto transicional como sustituto de la madre, un objeto blando y cálido al tacto y que esté saturado de olores corporales, que el bebé oprime cerca de su rostro y de su nariz porque le recuerdan a la madre.
    • En esta primera fase, el bebé hace sus primeros intentos de “ruptura” corporal con la madre, ya no quiere estar en brazos, prefiere permanecer cerca de ella, jugando pero a sus pies.
    • Entre los 7 a 8 meses, se produce la pauta visual “verificación de la madre”, que es muy importante para el desarrollo cognitivo y emocional del niño.
    • En esta etapa el bebé comienza a diferenciar a los extraños y se dedica a comparar a su madre con otros. En este período, la curiosidad y el asombro son los elementos predominantes con los extraños, cuando el niño ha tenido una fase simbiótica óptima con la madre. Pero en aquellos niños cuya confianza básica no ha sido óptima, se puede producir una aguda ansiedad ante los extraños.
  2. Fase de Ejercitación Locomotriz (10 meses hasta 17 meses). Este período se caracteriza porque el niño puede alejarse físicamente de la madre y tiene dos momentos. Primero, cuando el bebé gatea, trepa y camina con apoyo y el segundo, cuando adquiere la capacidad de caminar solo.
    • En esta fase el bebé está entusiasmado con su capacidad motriz, pareciera que el niño ya no tiene interés hacia la madre, sin embargo, ella es el punto estable, el punto de referencia a donde siempre puede regresar, es la posibilidad de reabastecimiento emocional y afectivo, para que el niño vuelva a incursionar en sus exploraciones.
    • Es muy importante la capacidad de la madre de “soltar” a su hijo, estimulando y promoviendo su recién adquirida libertad y logros. Este es el primer gran paso hacia la formación de la identidad. En esta etapa si el niño sufre una caía o golpe, generalmente disminuye su  interés por el entorno, y  si una persona ajena a la madre intenta reconfortarlo, el niño pierde equilibrio emocional y llora hasta la llegada de la madre.
    • La marcha tiene un gran significado en la independización del niño, si la madre trasmite expectativa y confianza haciendo sentir a su hijo que es capaz de “lograrlo”, entonces el niño desencadenará un sentimiento de seguridad en sí mismo. Cómo perciba el niño su mundo, depende en gran medida de la confianza que la madre le brinde, ya que este proceso podría ser experimentado como doloroso si no estuviera ahí a la madre para aliviar miedos, caídas y heridas.
  3. Fase de Acercamiento (18 hasta 24 meses). En esta etapa es de gran  necesidad la disponibilidad emocional de la madre. Se subdivide en tres períodos:
    • Comienzo del acercamiento (18 – 19 meses aprox.).  En esta etapa el niño desea que la madre comparta sus descubrimientos y que participe en sus actividades. Su pasatiempo favorito es la interacción social con la madre y otros niños. Presentando:
      • Alto grado de Ansiedad de Separación, debido a que existe una mayor conciencia de la separación física que se transforma en miedo a perder a la madre.
      • Patrones contradictorios de comportamiento como “sombrear” (vigilar y seguir a la madre a todos lados) y “arrancarla” (resistencia  cuando la madre desea restringir su autonomía).
      • Experimenta en mayor grado su cuerpo como una posesión propia, ya no quiere que lo manejen, se resiste a que lo tengan en una posición pasiva mientras lo visten, se presenta el negativismo hacia la madre y a otras personas.
      • Poco a poco el niño descubre maneras de enfrentar la ausencia de la madre, se relaciona con adultos sustitutos y se dedica al juego simbólico.
    • Crisis del Acercamiento (20 a 22 meses aprox.)
      • Período de ambivalencia, donde el niño cambia de ánimo con mucha facilidad. Muestra insatisfacción, inestabilidad y pataletas.
      • Presenta conductas ambivalentes cercanía –autonomía, como aferrarse al abrigo de la madre  para que se quede y al siguiente momento comer grandes cantidades de galletas sin interesarse por ella.
      • Son necesarias las actividades transicionales, (leerle cuentos, cantar, jugar con material concreto) porque esto le permite tolerar la ausencia de la madre y acercarse a la persona sustituta.
    • Solución de la Crisis del Acercamiento (22 a 24 meses aprox.)
      • Disminuye  la ansiedad de separación y la ambivalencia cercanía – autonomía.
      • El niño parece encontrar un punto de equilibrio facilitado por su mejor desarrollo del lenguaje: adquiere la capacidad de nombrarse como “yo”  y de nombrar a personas familiares; lograr el proceso de interiorización de reglas y su capacidad de expresar fantasías y deseos mediante el juego simbólico.
  4. Fase hacia la Constancia Objetal (24 hasta 36 meses). Esta última fase es extremadamente importante, debido a que los niños deben alcanzar muchos logros: una individualidad definida, estructuración de sí mismo y el despliegue de funciones cognitivas complejas.
    • La comunicación verbal se desarrolla rápidamente y permite el juego de la fantasía, de los roles, desarrollando un sentido del tiempo que le permite tolerar la ausencia de la madre.Recién a partir del tercer año, la ausencia física de la madre puede ser sustituida por la presencia de una imagen interna confiable, que se mantiene estable.
    • Esta fase no termina a una determinada edad sino que puede continuar pasados los tres años, y debemos esperar y apoyar el proceso de desarrollo de nuestros hijos.   
       

Renee Spitz nos habla de las primeras manifestaciones afectivas que sirven como organizadores de la personalidad y que facilitan el proceso de independización.

 

Primer organizador: La Sonrisa

Aparece alrededor del primer mes de vida en estado de vigilia y cada vez se hace más selectiva con respecto a los estímulos sociales. Los niños no aprenden a sonreír, sino a identificar rasgos de la cara de la persona cuidadora.
 
Segundo organizador: La ansiedad

La ansiedad ante el extraño, tiene una manifestación variada en cada niño, tanto en la edad de aparición como en el grado. El niño ha desarrollado memoria de evocación y por un proceso de inferencia rudimentaria compara la representación interna de su cuidador con el desconocido. La manifestación de la ansiedad depende de la calidad de la relación entre el niño y su cuidador. La ansiedad tiene un valor adaptativo como respuesta a ciertos indicadores de peligro de su entorno, ya que el fin es solicitar el auxilio de los padres. Desde las teorías cognitivas y sociales se plantea que son manifestaciones ambivalentes ya que sienten a la vez atracción y miedo. Y que la respuesta de los niños es más positiva si el extraño previamente interacciona de forma positiva con el cuidador y posteriormente se dirige a él.

Tercer organizador: La aparición del no

Se presenta entre los 18 y  36 meses. Suele acarrear conflictos en las relaciones con su entorno. El niño a través del desarrollo motor que le confiere mayor control sobre su cuerpo y motilidad, reivindica mayor autonomía, rechazando normas y pautas, que se le quieren imponer. Esta etapa se da de manera breve e intensa.

 

¿Qué podemos hacer para dar seguridad a nuestros hijos?

 

0 A 3 Meses

  • Durante el primer mes, levante a su bebé en brazos rápidamente cuando llore e intente descubrir el motivo de su llanto ¿tiene hambre?, ¿se mojó el pañal?, ¿tiene calor?
  • No lo deje llorando, pensando en que es por engreimiento, a esta edad lloran porque algo les perturba.
  • Acarícielo todos los días, háblele y nombre cada parte que le va tocando.
  • Arrúllelo, béselo y  sonríale. Converse con él en voz suave y pausada.
  • Tómelo en brazos  con confianza, meciéndolo y balanceándolo lentamente.
  • Incorpore rituales en el día, a la hora de dormir o de bañarlo.
  • Deje que le agarre la nariz o le jale el cabello como muestra de contacto físico sin llegar a la agresión.
  • Acerque al niño  a la ventana  y permítale observar la naturaleza. Enséñele  a las personas cercanas.
  • Respóndale con halagos a su primer esbozo de sonrisa.
  • Hágale suaves masajes.

3 a 6 Meses

  • Celebre  sus  sonrisas, risas, gritos y agitaciones de placer. 
  • Háblele cuando esté despierto. Converse con él y exprese sus sentimientos  sin inhibiciones.
  • Entable conversaciones alternadas con risas, para que el niño manifieste sonrisas, y balbuceos.   
  • Hágale cariños en el cuerpo: tóquelo con los dedos en su espalda, cuello, con suaves masajes, cosquillas en la barbilla o la barriguita, evitando morderlo ya que el bebé puede imitar la conducta.
  • Saque al niño a dar paseos por el parque  para que observe su entorno.
  • Haga  jugar al niño  con otras personas, aparte  de los padres.
  • Cante canciones y escuche música suave durante el tiempo que esté despierto. 
  • Deje que juegue un rato desnudo antes del baño.

6 a 12 Meses

  • Muestre seguridad cuando se acerque al niño una persona extraña o tenga que entregarlo a los brazos de una persona desconocida para él.
  • Deje al niño jugando solo en su habitación durante un momento para que se vaya  acostumbrando a su falta.
  • Coloque a su bebé sobre su abdomen. Boca abajo y frote su espalda mientras le conversa.
  • Cante canciones de cuna y haga tortitas con las manos. Enseñe canciones con rimas y realice mímicas sencillas.
  • Juegue con él a las escondidas, tapándose el rostro con las manos.
  • Cuando está molesto, recline su cabeza en su hombro, arrúllelo suavemente o póngale música suave.
  • Ponga música alegre y baile con su bebé. Haga participar a los demás familiares.
  • Hable al niño con distintas expresiones, el niño cambiará también su expresión.
  • Comience a enseñarle a respetar y cuidar los adornos de  la casa.
  • Juegue a realizar conductas imitativas: cariñitos, besito volado, a saludar, a despedirse.
  • A través de pequeñas dramatizaciones, enséñele los sentimientos  por ejemplo:
    • ¡Mira, el osito está muy contento porque está jugando!.
    • ¿Qué le pasó a la cuchara ?... Tiene pena porque se cayó al suelo...
    • ¡oh! ..La tacita está muy molesta por que no le gusta  lo que le sirvieron.
  • Dé al niño la oportunidad de explorar los diversos lugares de la casa.
  • Establezca límites en forma clara y consecuente, el tono de voz debe ser firme y determinante.
  • Cuando comience a comer dele su propia cuchara y con otra dele de comer usted.
  • Saque al niño al parque o al supermercado para que vea personas nuevas.
  • Lleve al niño a fiestas de cumpleaños y participe con él en las actividades (canciones y juegos).

De 13 a 18 Meses

  • Juegue  a las escondidas con su bebé. Como ya camina escóndase Ud. y haga que él la busque, cuando la encuentre lo besa y alaba  su conducta.
  • Permita que  explore su entorno y descubra  por sí mismo las situaciones cotidianas.
  • Brinde seguridad  cuando se aventure a realizar movimientos  y acciones  nuevas.
  • Propicie situaciones donde pueda jugar con otros niños y fomente un acercamiento afectuoso.
  • Sáquelo al parque con su pelota para que interactué con otros niños.
  • Estimule el irse quitando algunas prendas de vestir solo.
  • Tómelo en brazos en diversos  momentos, acarícielo y converse con él.
  • Fomente que participe de las fiestas infantiles.
  • Comience a darle responsabilidades: guardar sus juguetes, votar su pañal al tacho.

De 18  A   24 Meses

  • Mantenga el horario de rutina diaria, de manera que él solo comience a ubicarse en el día.
  • Incluya al niño en  la rutina familiar, por ejemplo hora de almuerzo.
  • Mantenga  los límites establecidos con anterioridad, para que el niño “respete”  las normas y reglas del hogar.
  • Permita que se acerque a los muñecos de fantasía en las fiestas infantiles. Si su bebé se resiste no lo obligue.

De 25 a 36 Meses

  • Converse  y escuche a su hijo, demostrándole que le agrada que le hable.
  • Anime a su hijo a contar historias y manifestar sus fantasías.
  • Enseñe a su hijo el uso y función de las cosas.
  • Anime a su hijo a jugar con otros niños.
  • Permita que su hijo haga cuanto pueda por sí solo: vestirse, peinarse, lavarse los dientes, etc.
  • Cante canciones o versos infantiles y enséñeselos a su hijo.
  • Lea cuentos con su hijo y pídale que nombre las ilustraciones en los cuentos o le vuelva a contar parte de la historia.
  • Dibuje caras que estén felices, tristes o sorprendidas, y hable acerca de las diferentes emociones que muestra cada dibujo. 
  • Proporcione a su hijo ropa vieja para que se "disfrace" y finja que es otro personaje durante sus juegos simbólicos.
  • Juegue con su hijo y participe de sus juegos simbólicos.
  • Permita que su hijo realice juegos de simulación con muñecas, carros o utensilios de cocina de juguete.
  • Juegue al "escondite" y "seguir al líder".
  • Demuestre a su hijo que usted está orgulloso de sus dibujos y póngalos en algún lugar donde los vean.

 

Debemos tener en cuenta, que en todas las etapas para dar seguridad a nuestros hijos debemos:

  1. Mostrarnos seguros frente a ellos.
  2. Permitirles interactuar con otras personas, siempre bajo nuestra supervisión.
  3. Pasar por alto: golpes y magulladuras si no han sido de gran importancia. Sobre dimensionar los golpes genera inseguridad y temor en los niños.
  4. Sacarlos al parque o llevarlos a lugares donde hayan otros niños.
  5. Irlos acostumbrando a jugar solos por espacios cortos de tiempo.
  6. Darles responsabilidades de acuerdo a su edad.
  7. Fomentar el autovalimiento: vestirse, desvestirse, comer solos, lavarse y secarse las manos.

 

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Lic. Rosa Taramona Aparcana

Psicóloga. Mag. En Psicología Educacional y de Familia.
Diplomado en Neuropedagogía y Habilidades Cognitivas y Emocionales.
                   Especialista en Estimulación Temprana.
                   Directora del Centro Déjalo Ser.

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