Desde que el bebé es fecundado en el vientre materno, comienza una nueva historia donde intervienen el padre, la madre y el feto, por eso es que actualmente, no basta con cuidarse físicamente durante el embarazo sino que es necesario atender el aspecto emocional y comunicativo del feto durante toda la gestación. La comunicación es un factor que puede fortalecer la relación entre los padres y el bebé, por ello, los padres deben mantener una comunicación plena con su hijo.
La comunicación madre-bebé intrauterino es natural e inevitable, tanto a nivel fisiológico como mental. Sus estados emocionales positivos y sus pensamientos amorosos son los mejores mensajes para la felicidad y el desarrollo armónico del bebé. Si bien el vínculo madre–feto es directo a través de la placenta, que es el órgano que los une y por donde el feto recibe todo lo que necesita para vivir, el padre debe participar activamente en el proceso de comunicación a través de la madre, haciéndola sentir segura, querida y respetada.
Debemos considerar que la sangre que alimenta al bebé mientras está en el vientre de su madre, no solo lleva nutrientes y sustancias nocivas al feto, sino también lleva sustancias provenientes del estado de ánimo de la madre como situaciones de estrés, de inseguridad, de miedo, así como de alegría y de tranquilidad, que pueden afectar directamente al sistema inmunológico de la madre y consecuentemente el de su hijo. Los bebés son seres que tienen sentimientos, sensaciones y que aprenden antes de nacer. Por ejemplo, si la madre está estresada generará hormonas del estrés, como la adrenalina, que el bebé recibirá a través del torrente sanguíneo, generándole los mismos síntomas que a su madre: aumento del ritmo cardíaco, de la presión sanguínea, tensión, ansiedad, malestar general. Por el contrario, si la madre está tranquila, relajada, generará endorfinas, que producirán el mismo efecto en su bebé, es decir, de felicidad y bienestar general. En resumen, si la madre se siente feliz, su bebé también lo será.
Durante el embarazo se van desarrollando todos los sentidos, primordialmente el auditivo, es por eso que las madres y padres debemos hablar con nuestro bebé desde que está en el vientre materno, porque les proporciona una experiencia enriquecedora. Considerando que cada padre o madre tiene su propio lenguaje o forma de comunicarse con su bebé, es que debemos buscar nuestro propio estilo, que nos haga sentir cómodos y alegres, por ejemplo:
- Hablarle un momento cada día, de lo que sentimos por tenerlo y contarle cosas que ocurren mientras lo esperamos.
- Cantarle una canción de cuna.
- Contarle un cuento.
- Hacerlo escuchar voces y sonidos para que los identifique.
El hablar, cantar o arrullar al feto, puede hacer que el embarazo transcurra con calma, ya que así los padres y madres tranquilizan a su bebé cuando se está moviendo mucho o cuando no tiene sueño, van a reforzar el vínculo entre ellos y su hijo.
La madre tiene un papel fundamental en la comunicación madre-hijo, debido a que de toda la información que llega al feto, la más impactante resulta ser la sonora y la voz que más destaca por sus condiciones únicas e intransferibles, es la voz de la madre. La voz materna es muy especial, porque llega desde fuera y por dentro. El feto oye la voz de su madre constantemente, por eso es que las primeras experiencias de los sonidos en el útero pueden tener un efecto estimulante o desalentador en el deseo del bebé de escuchar y comunicarse, que perdurarán después del nacimiento. En casos extremos en que el útero se convierte en una caja de ruidos confusos e intimidantes, donde la voz de la madre es siempre estridente, enojada y alarmante, es posible que su hijo aprenda a tenerle temor y tenga deseos de huir de esa voz. Si por el contrario la madre tararea, canta, y le habla dulcemente; el bebé se sentirá seguro, tranquilo y feliz.
Pero siempre debemos tener en cuenta, que la capacidad auditiva del bebé alcanza el entorno exterior de la madre, es por eso, que los padres también deben hablar y cantar a su bebé. De esta forma también se inicia el vínculo afectivo padre-hijo, que le permite a ellos implicarse en la vivencia emocional del embarazo de su pareja y al bebé sentir el afecto de su papá, al que reconocerá cuando nazca, escuchando su voz.
Cuando el padre hable con su bebé es importante que se acerque lo máximo posible a la barriga de la madre, que le hable de modo pausado, con mucha claridad y tranquilidad. Los padres deben pensar que lo único que pueden hacer llegar a su bebé es su voz y que por ahora es la única vía de comunicación con su hijo. Dentro de poco ya podrán cargarlo, tocarlo, acariciarlo, abrazarlo y darle mucho más que un simple y rico sonido.