Jueves, 11 Octubre 2018 12:48

Sobreprotección vs. Crianza positiva

Con mucha frecuencia escuchamos decir “José es un padre muy sobreprotector, no deja hacer nada a su hijo”, “María es una mamá gallina, siempre tiene a su hijo bajo sus alas”.

Primero debemos saber qué es la sobreprotección y cómo se presenta. La sobreprotección se define como el exceso de cuidado y/o protección de los hijos por parte de los padres, es una implicación emocional intensa y excesiva, que, conlleva a la necesidad de controlar al hijo generando incapacidad en el niño y en el adolescente para desarrollar habilidades y actividades que le conduzcan al alcance gradual de su autonomía.

La sobreprotección conduce a una dependencia tanto de los padres hacia los hijos como de los hijos hacia los padres, que trae grandes problemas en el futuro de los hijos, debido a que dificulta el desarrollo adecuado en entornos diferentes al de su casa.

Es importante establecer que los niños necesitan ser protegidos, pero también existe la necesidad de ir ganando autonomía e independencia.

Los primeros intentos de independencia se logran cuando el niño empieza a gatear a los ocho o nueve meses aproximadamente, observamos la necesidad del niño de explorar el mundo que le rodea, separándose de su madre para ir probando cada vez más sus capacidades y habilidades cuando está alejado de ella. El comenzar a caminar proporciona al niño mayores oportunidades de explorar espacios más alejados, aunque siempre regresa para asegurarse de su presencia, adicionalmente la posición erguida le permite mayor campo de observación y aprendizaje, lo que promueve su autonomía.

En la etapa pre escolar, el niño se encuentra ante situaciones nuevas y de alguna manera difíciles, el ir a la escuela contribuye a aumentar dicha autonomía, que se manifestará en actitud participativa, su capacidad para compartir con los otros, el aprender a defenderse e iniciarse en la libre expresión de sus ideas.

Muchos padres en su preocupación por sus hijos, llegan a confundir el darle cuidados con sobreprotegerlos, promoviendo la dependencia, generando niños inseguros, berrinchudos, dependientes y temerosos para enfrentar situaciones de conflicto cuando lo que realmente deben lograr es autonomía y capacidad para asumir y enfrentar las consecuencias de sus acciones.

Es frecuente que algunos niños al ingresar a la escuela presenten miedo y desesperación cuando son separados de la figura de referencia, presentando dificultades para jugar, debido a que no respetan las reglas, se angustian manifestando llanto o hacen berrinches porque no se aplica lo que ellos quieren.

Características de los padres sobreprotectores:

  • Tienen bajo nivel de control de la conducta de sus hijos, les permiten hacer lo que desean y les dan lo que ellos piden en todo momento.
  • Son poco exigentes para que sus hijos asuman sus responsabilidades.
  • Evalúan las situaciones mediante patrones y modelos muy flexibles.
  • Dan poco valor a la obediencia, debido a que están muy pendientes de los puntos de vista, capacidades y sentimientos del hijo.
  • Presentan niveles altos de comunicación, con argumentaciones frecuentes, pero sin esperar ser escuchados.
  • Son afectuosos y no proporcionan ningún tipo de sanción.
  • Tienen poca expectativa de que sus hijos logren autonomía e independencia.

Los padres sobreprotectores piensan; "yo soy totalmente responsable de lo que pueda ocurrirle a mi hijo", "mi hijo no sabe, no puede, todavía es pequeño para...", "me sentiría culpable si algo desagradable le ocurriese", "si dejo que haga esto solo puede que sufra algún perjuicio".

Los padres sobreprotectores se sienten; excesivamente preocupados y nerviosos cuando el niño hace algo sin su ayuda o supervisión, enfadados cuando el niño pide que le permitan tener experiencias propias, inseguros de las habilidades de sus hijos.

Los padres sobreprotectores actúan; dando constantemente consejos acerca de cómo "debe" y "no debe" actuar, realizan frecuentes llamadas de atención sobre los peligros externos con frases como “no toques que está sucio”, “no te metas porque te puedes golpear” “con cuidado, por favor”, tienden a dárselo todo hecho al niño, a menudo castigan verbal y gestualmente los intentos de actuar bajo iniciativa y autonomía personal, fijan su atención en las imperfecciones y los errores del niño reafirmando así sus creencias de la incapacidad de sus hijos para actuar solos. Tienden a limitar la exploración del mundo, pues temen que puedan golpearse o lastimarse.

¿Cómo es un niño sobreprotegido?

Los niños sobreprotegidos presentan las siguientes características:

  • Manifiestan inseguridad y timidez.
  • Les resulta difícil relacionarse con otros niños de su misma edad y tiende a aislarse un poco.
  • Tienen predisposición a ser coléricos, irritables y vulnerables a las tensiones. Lloran intensamente cuando desean algo.
  • Son dependientes de sus padres, exigen ser protegidos, les cuesta alejarse de ellos
  • Tienen manifestaciones inadecuadas de afecto. Manifiestan poco afecto a otros niños y se muestran agresivos al interior de la familia.
  • Algunos presentan retraso del desarrollo del lenguaje, porque en la casa no les exigen hablar.
  • Lloran durante los primeros días de preescolar y, en algunos casos, la mamá debe ingresar al jardín para acompañar al niño mientras se acostumbra a ese nuevo espacio y a las personas que están cerca de él.
  • Pocas veces asumen la responsabilidad de sus actos porque están acostumbrados a que sus padres lo hagan por ellos.
  • Son poco obedientes o desobedientes y tienen bajo nivel de autocontrol.
  • Presentan poca tenacidad para alcanzar sus metas, afrontar situaciones nuevas y tomar decisiones, esperan que sus padres resuelvan sus conflictos.
  • Tienen pobre interiorización de valores.
  • Están orientados hacia el premio, siempre esperan algo a cambio de su conducta adecuada.
  • Tienen baja autoestima.

 

¿Cómo plantear la crianza positiva sin un modelo sobreprotector?

Evitar la sobreprotección es complicado, porque generalmente los padres lo hacemos sin darnos cuenta. Debemos tener en consideración tres principios fundamentales en la crianza positiva de nuestros hijos: AMOR / RESPETO/ DISCIPLINA/. Con estos principios se puede brindar al niño una crianza equilibrada.

  • Permitirle que explore su entorno, pero con supervisión. Los padres deben acompañarlos en esa exploración para que puedan aprender con seguridad y se creen lazos fraternos sólidos y estables.
    • Compartir tiempo con nuestros hijos y permitirles interactuar con el mundo les brinda confianza en sí mismos.
  • Lo ideal es proteger, no sobreproteger, y esto se logra confiando en su capacidad para relacionarse con otros.
  • Estimular al niño a que investigue y fomentar que se relacione con los demás y no se sienta relegado.
  • Enseñarle las cosas que no sabe y no hacerlas por ellos, aunque lo hagan mal o tarden en hacerlas.
  • No imponerle los sueños que tuvimos de pequeños, ellos tienen sus propias ideas y hay que aceptarlas, aunque no coincidan con las nuestras.
  • Decir a nuestro hijo que sabemos que es capaz de lo que se proponga, animándolo en sus intentos y no pensando en que fracasarán.
  • Escucharlo, comprenderlo y ponerse en su lugar, aunque sus ideas o convicciones sorprendan o no se piense igual.
  • Alabar sus virtudes o logros y reconocer sus fallos.
  • Fomentar su independencia hasta lograr su autonomía.
  • Animarlos a demostrar sus sentimientos, sean de alegría o tristeza.
  • Interesarse en la vida de su hijo, pero no querer controlarla.
  • Que aprenda a asumir las consecuencias de sus acciones, les parezca agradable o desagradable porque es el resultado de sus decisiones.
Visto 3730 veces
Lic. Rosa Taramona Aparcana

Psicóloga. Mag. En Psicología Educacional y de Familia.
Diplomado en Neuropedagogía y Habilidades Cognitivas y Emocionales.
                   Especialista en Estimulación Temprana.
                   Directora del Centro Déjalo Ser.

Deja un comentario

Asegúrese de introducir toda la información requerida, indicada por un asterisco (*). No se permite código HTML.