El principal estímulo para un bebé al principio es su mamá, a través de cuyos cuidados, caricias, palabras, miradas y juegos va estimulándolo poco a poco. Ella es quien lo invita a aprender y quien carga con un afecto y significado particular cada experiencia.
La estimulación temprana es una técnica específica que, llevada a cabo por un especialista, tiene por finalidad potencializar las habilidades de los niños. También se emplea para detectar algunas dificultades en el desarrollo del niño y ayudarlo en adquirir logros, que de otra manera no podría realizar solo. Es una creación, por parte de los padres y educadores, de situaciones apropiadas para que el pequeño responda de manera independiente. Estimular al bebé, es brindarle situaciones que lo inviten a poner en marcha sus funciones y a ir superando pequeños desafíos acordes a su etapa de desarrollo. Durante el primer año de vida, el bebé conoce el mundo a través de sus sentidos: vista, oído, tacto, olfato y gusto.
Es así, que la estimulación temprana permite que el niño desarrolle al máximo sus habilidades lingüísticas, corporales, lógico-matemáticas, musicales, personales, espaciales, neurológicas, entre otras, si se trabaja con él desde sus primeros meses de vida.
Con relación al aspecto neurológico, podemos afirmar que la plasticidad cerebral es la principal característica del cerebro de los bebés. Gracias a ella, los niños podrán asimilar el mundo que los rodea mediante estímulos sensoriales y así van transformando su cerebro y multiplicando las conexiones de sus neuronas.
Los niños inician sus aprendizajes tempranos desde el momento en que son concebidos mediante los estímulos que reciben desde el exterior, y una vez nacidos, estos mismos estímulos permitirán que se adapten a su nueva vida y asimilen todo lo que hay en su entorno, iniciando el aprendizaje infantil.
El contacto con sus padres, familiares y personas allegadas, estimulan a los bebés continuamente. Así mismo, además de los sentidos, el movimiento como mecerlo, cargarlo o rodarlo; y las actividades motoras como el gateo, caminar, saltar, correr, etc. también estimulan todo su sistema nervioso.
Finalmente, las experiencias espontáneas y programadas que se le brinden adecuando el entorno, lo ayudarán en su desarrollo. Un programa de estimulación en la primera etapa de vida, asegurará el desarrollo de su función cerebral.