Desde los primeros meses de vida, estos músculos del complejo orofacial deben ser estimulados mediante ejercicios que implican la imitación de ciertos movimientos de la cara, las mejillas, la mandíbula, los labios, la lengua y el paladar.
Algunos de estos movimientos pueden relacionarse con la movilización total del rostro, al realizar diferentes expresiones faciales, como, por ejemplo, los gestos de diferentes estados de ánimo.
Podemos motivar al bebé a realizar una emoción de alegría, soltando unas carcajadas, las cuales estimulan el paladar, moviliza las mejillas y las comisuras de los labios. Un gesto de enojo estimula los músculos del entrecejo y se aprietan los dientes con fuerza fortaleciendo los músculos de la mandíbula, y al realizar un gruñido también se estimula el paladar. Una cara triste moviliza los músculos de la frente y el labio inferior se proyecta hacia fuera. De otro lado, realizar la mímica de una cara sorprendida y de una asustada moviliza significativamente los músculos de los labios y mejillas. Una cara de aburrimiento o de sueño, provoca la movilización no sólo de los labios, sino también del paladar.
Estos diferentes gestos deben realizarse mediante toda la movilización posible de las diversas partes del rostro y ser acompañados del sonido correspondiente a cada emoción, ya sea una carcajada, un gruñido, un llanto, una expresión de asombro, un grito o un bostezo. Estas actividades no son sólo divertidas para el bebé, sino que también ayudan a poder expresar mejor sus estados de ánimo y sus emociones.
De otro lado, la realización de los sonidos de las vocales, estimulan los diferentes músculos de los labios y de las mejillas, según la apertura de la boca que se realice con cada una de las vocales.
Aprovechando la capacidad imitativa que el niño va adquiriendo paulatinamente, se deben realizar ejercicios destinados netamente a la movilización de los labios. Algunas de las praxias que implican movimiento de labios son: abrir y cerrar la boca, dar un beso, sonreír, vibrar los labios. Las mejillas se movilizan también cuando soplamos algunos papelitos o una velita. La lengua puede movilizarse jugando con el bebé a sacarla y a esconderla.
Para una armonía de los músculos orofaciales que intervienen en la articulación, no sólo es necesario estimular la realización de praxias orofaciales, sino también una correcta alimentación desde el nacimiento, mediante una adecuada lactancia materna. La succión del pecho materno es sumamente importante para una adecuada tonicidad y fuerza de los músculos de los labios, mejillas e incluso la lengua. Este proceso continúa cuando el bebé inicia el consumo de alimentos sólidos, donde debe existir una adecuada masticación de los alimentos tanto blandos como duros.
Debemos recordar que el adulto no sólo debe servir de modelo para el bebé, debe además generar un ambiente de juego que motive al bebé a la realización de las praxias orofaciales. Es imprescindible acompañar la realización de las praxias con paciencia y reforzando cada pequeño logro.
Karla Pacheco Benites
Psicóloga.
Especialista en Problemas de Lenguaje y Aprendizaje.