Martes, 20 Noviembre 2018 16:05

Desarrollo de la crianza positiva

Hablar de crianza positiva en la actualidad, es tener conocimientos sobre la disciplina positiva y la psicología positiva, cuyas investigaciones aparecen en diferentes etapas.

La disciplina positiva tuvo gran énfasis a partir de 1988, cuando Jane Nelsen y Lynn Lott, iniciaron sus publicaciones en esta área y empezaron a enseñar en clases experimentales sobre las habilidades para padres y el manejo en el aula. Estuvieron basados en las investigaciones de Alfred Adler y Rudolf Dreikurs (1920) con un enfoque en una crianza democrática, debido a sus descubrimientos donde ellos encontraron que si los niños no tenían límites o eran sobreprotegidos, desarrollaban problemas de comportamiento.

Ellos establecieron que en disciplina positiva existía: igualdad social que merece buen trato, interés social en la comunidad, comportamiento con sentido de pertenencia y conexión, niño que se porta mal está desmotivado, si se porta bien es que se siente bien, es necesaria la amabilidad y la firmeza, hay respeto mutuo, no se es punitivo ni permisivo, se basa en la solución de problemas, se deben enseñar habilidades a largo plazo y cuando se es imperfecto no debe sentirse mal por ello.

Posteriormente se iniciaron los estudios sobre Psicología positiva, que fue investigada y establecida inicialmente por Martir Seligman, iniciando su difusión a partir de 1998 cuando fue nombrado presidente de la Asociación Americana de Psicología. Seligman estableció que deberían tomarse en cuenta tres grandes bloques de estudio en esta área: las emociones positivas, los rasgos positivos y las organizaciones positivas; a partir del 2006 se añade un nuevo elemento, las relaciones positivas planteadas por Christopher Peterson; convirtiéndose en cuatro bloques que buscan su vertiente de aplicación que incluye el desarrollo de estrategias específicas, programas, herramientas y aplicación, tanto en programas de prevención, promoción de la salud y diversa intervención en variedad de problemas.

Erróneamente, algunos autores identifican a la psicología positiva únicamente con el bienestar y la felicidad, estableciéndose que es totalmente desenfocado reducir la psicología positiva solo a dicho vértice. Otras veces, se ha confundido la naturaleza del movimiento al plantear que se niega o desestima los aspectos negativos del ser humano, porque se encuentra dentro de la psicología positiva.

Herbert (2002) propone un modelo de disciplina positiva:

  1. Cómo responder y elogiar los comportamientos positivos de sus hijos.
  2. Cómo poner límites.
  3. Cómo usar eficazmente la estrategia del tiempo fuera.
  4. Cómo utilizar el coste de respuesta, es decir retirar reforzadores positivos en el caso de una conducta no deseada.
  5. Utilizar las consecuencias naturales y lógicas como sanción.

Lo que establecen todos los investigadores es que en realidad los niños tienen la necesidad de la disciplina, donde se interpreta como demostración de falta de afecto e interés de los padres cuando hay ausencia de normas. El niño debe saber que ciertos comportamientos no son aprobados por sus padres y que otros si lo son, donde la seguridad que encuentra el niño en la disciplina es esencial, ya que sin disciplina no hay barreras, y los niños necesitan barreras para adquirir seguridad. La disciplina es enseñar no castigar. Es por eso, que los padres deben poner límites claros. Cuando los padres son claros y están a cargo de las situaciones, los niños se sienten más seguros (Shapiro, L., 2003). A partir de estas investigaciones se dan varias sugerencias:

  1. Establecer claramente reglas.
  2. Reconocer, definir, escribir la mala conducta.
  3. Dar una advertencia.
  4. Señalar inmediatamente una consecuencia.
  5. No comprometerse emocionalmente en la situación (no dejarse llevar por el enfado).

A partir del 2005, 2006; José Antonio Marina catedrático filosófico comienza a realizar publicaciones sobre “La familia en el proceso educativo” y la relación que se debe establecer entre los padres y los hijos. Él plantea que “después del cariño, el sentido de la disciplina es lo más importante que los padres pueden ofrecer a un niño” (Terry Blazelton, pediatra). Los padres saben que establecer límites es imprescindible, pero les resulta muy difícil ser eficaces.

A partir del 2007, se han establecido estudios en disciplina positiva con publicaciones en la crianza cotidiana (Joan Durant), que se basa en el respeto y el amor por los hijos. Busca que los hijos se desarrollen en forma adecuada y que se críen para que sepan relacionarse en forma constructiva. Es necesario elogiar el buen comportamiento estableciendo normas claras, escuchándolos y trabajando en equipo, donde se considere a los niños como individuos con derechos que deben respetarse y que actualmente se encuentra incluido en programas relacionados a las Naciones Unidas.

En estas publicaciones se establece claramente:

¿Qué no es? No es crianza permisiva. No es dejar que su hijo/a haga todo lo que desee. No es dejar de tener reglas, límites o expectativas. No es tener reacciones a corto plazo o castigos alternativos a las sanciones físicas.

¿Qué es? Son soluciones a largo plazo que desarrollan la auto-disciplina de sus hijos. Es comunicación clara de sus expectativas, reglas y límites. Es construir una relación de respeto mutuo con sus hijos. Es enseñarles habilidades a largo plazo. Es incrementar las competencias y confianza para manejar desafíos. Es enseñar cortesía, no-violencia, empatía, autorespeto, derechos humanos y respeto por otros.

 

Visto 3241 veces
Lic. Rosa Taramona Aparcana

Psicóloga. Mag. En Psicología Educacional y de Familia.
Diplomado en Neuropedagogía y Habilidades Cognitivas y Emocionales.
                   Especialista en Estimulación Temprana.
                   Directora del Centro Déjalo Ser.

Deja un comentario

Asegúrese de introducir toda la información requerida, indicada por un asterisco (*). No se permite código HTML.