Martes, 05 Junio 2018 17:32

Los organizadores afectivos en el primer año de vida

Rene Spitz nos habla de las primeras manifestaciones afectivas que sirven como organizadores de la personalidad y que facilitan el proceso de independización.

Primer organizador: La Sonrisa

Aparece alrededor del primer mes de vida en estado de vigilia y cada vez se hace más selectiva con respecto a los estímulos sociales. Los niños no aprenden a sonreír, sino a identificar rasgos de la cara de la persona cuidadora y a dar una respuesta placentera frente a ella. Para el segundo mes la mayoría de niños han adquirido la sonrisa social.

Segundo organizador: La ansiedad

La ansiedad ante el extraño, tiene una manifestación variada en cada niño, tanto en la edad de aparición como en el grado.  A partir del octavo a noveno mes de nacido, el niño ha desarrollado memoria de evocación y por un proceso de inferencia rudimentaria compara la representación interna de su cuidador con el desconocido.

La manifestación de la ansiedad dependerá de la calidad de la relación entre el niño y su cuidador. La ansiedad tiene un valor adaptativo como respuesta a ciertos indicadores de peligro de su entorno, ya que el fin es solicitar el auxilio de los padres o personas cuidadoras, es por eso, que muchos niños lloran, se voltean o se resisten a ser cargados por la persona desconocida.

Desde las teorías cognitivas y sociales se plantea que son manifestaciones afectivas ambivalentes, ya que sienten a la vez atracción y miedo hacia el adulto desconocido que se les acerca, siendo la respuesta de los niños más positiva si el extraño, previamente ha interactuado de forma positiva con el cuidador y posteriormente se dirige a él.

Tercer organizador: La aparición del no

Se presenta entre los 18 y 36 meses y suele acarrear conflictos en las relaciones con su entorno. El niño a través del desarrollo motor que le confiere mayor control sobre su cuerpo y motilidad, reivindica mayor autonomía, rechazando normas y pautas, que se le quieren imponer. Esta etapa se da de manera breve e intensa y se caracteriza porque los niños todo el tiempo dicen NO como forma de independizarse a pesar de que su deseo es realizar las actividades.

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Lic. Rosa Taramona Aparcana

Psicóloga. Mag. En Psicología Educacional y de Familia.
Diplomado en Neuropedagogía y Habilidades Cognitivas y Emocionales.
                   Especialista en Estimulación Temprana.
                   Directora del Centro Déjalo Ser.

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