La disciplina positiva tuvo gran énfasis a partir de 1988, cuando Jane Nelsen y Lynn Lott, iniciaron sus publicaciones en esta área y empezaron a enseñar en clases experimentales sobre las habilidades para padres y el manejo en el aula. Estuvieron basados en las investigaciones de Alfred Adler y Rudolf Dreikurs (1920) con un enfoque en una crianza democrática debido a sus descubrimientos donde ellos encontraron que si los niños no tenían límites o eran sobreprotegidos, desarrollaban problemas de comportamiento.
Ellos establecieron que en disciplina positiva existía: igualdad social que merece buen trato, interés social en la comunidad, comportamiento con sentido de pertenencia y conexión, niño que se porta mal esta desmotivado, si se porta bien es que se siente bien, es necesaria la amabilidad y la firmeza, hay respeto mutuo, no se es punitivo ni permisivo, se basa en la solución de problemas, se deben enseñar habilidades a largo plazo y cuando se es imperfecto no debe sentirse mal por ello.
Posteriormente se iniciaron los estudios sobre Psicología positiva, que fue investigada y establecida inicialmente por Martir Seligman, iniciando su difusión a partir de 1998 cuando fue nombrado presidente de la Asociación Americana de Psicología. Seligman estableció que deberían tomarse en cuenta tres grandes bloques de estudio en esta área: las emociones positivas, los rasgos positivos y las organizaciones positivas; a partir del 2006 se añade un nuevo elemento, las relaciones positivas planteados por Christopher Peterson; convirtiéndose en cuatro bloques que buscan su vertiente de aplicación que incluye el desarrollo de estrategias específicas, programas, herramientas y aplicación, tanto en programas de prevención, promoción de la salud y diversa intervención en variedad de problemas.
Erróneamente, algunos autores identifican a la psicología positiva únicamente con el bienestar y la felicidad, estableciéndose que es totalmente desenfocado reducir la psicología positiva solo a dicho vértice. Otras veces, se ha confundido la naturaleza del movimiento al plantear que se niega o desestima los aspectos negativos del ser humano, porque se encuentra dentro de la psicología positiva.
Herbert (2002) propone un modelo de disciplina positiva:
- Cómo responder y elogiar los comportamientos positivos de sus hijos.
- Cómo poner límites.
- Cómo usar eficazmente la estrategia del tiempo fuera.
- Cómo utilizar el coste de respuesta, es decir retirar reforzadores positivos en el caso de una conducta no deseada.
- Utilizar las consecuencias naturales y lógicas como sanción.
Lo que establecen todos los investigadores es que en realidad los niños tienen la necesidad de la disciplina, donde se interpreta como demostración de falta de afecto e interés de los padres cuando hay ausencia de normas. El niño debe saber que ciertos comportamientos no son aprobados por sus padres y que otros si lo son, donde la seguridad que encuentra el niño en la disciplina es esencial, ya que sin disciplina no hay barreras, y los niños necesitan barreras para adquirir seguridad. La disciplina es enseñar no castigar. Es por eso, que los padres deben poner límites claros. Cuando los padres son claros y están a cargo de las situaciones, los niños se sienten más seguros (Shapiro, L., 2003). A partir de estas investigaciones se dan varias sugerencias:
- Establecer claramente reglas.
- Reconocer, definir, escribir la mala conducta.
- Dar una advertencia.
- Señalar inmediatamente una consecuencia.
- No comprometerse emocionalmente en la situación (no dejarse llevar por el enfado)
A partir del 2005, 2006; José Antonio Marina catedrático filosófico comienza a realizar publicaciones sobre “La familia en el proceso educativo” y la relación que se debe establecer entre los padres y los hijos. Él plantea que “después del cariño, el sentido de la disciplina es lo más importante que los padres pueden ofrecer a un niño” (Terry Blazelton, pediatra). Los padres saben que establecer límites es imprescindible, pero les resulta muy difícil ser eficaces.
A partir del 2007, se han establecido estudios en disciplina positiva con publicaciones en la crianza cotidiana (Joan Durant), que se basa en el respeto y el amor por los hijos. Busca que los hijos se desarrollen en forma adecuada y que se críen para que sepan relacionarse en forma constructiva. Es necesario elogiar el buen comportamiento estableciendo normas claras, escuchándolos y trabajando en equipo, donde se considere a los niños como individuos con derechos que deben respetarse y que actualmente se encuentra incluido en programas relacionados a las Naciones Unidas.
En estas publicaciones se establece claramente:
¿Qué no es? No es crianza permisiva. No es dejar que su hijo/a haga todo lo que desee. No es dejar de tener reglas, límites o expectativas. No es tener reacciones a corto plazo o castigos alternativos a las sanciones físicas.
¿Qué es? Son soluciones a largo plazo que desarrollan la auto-disciplina de sus hijos. Es comunicación clara de sus expectativas, reglas y límites. Es construir una relación de respeto mutuo con sus hijos. Es enseñarles habilidades a largo plazo. Es incrementar las competencias y confianza para manejar desafíos. Es enseñar cortesía, no-violencia, empatía, autorespeto, derechos humanos y respeto por otros.