Además, cualquier trastorno auditivo y visual mínimo puede generar trastornos de atención, lo que significa que todo niño con problemas de atención se le debería descartar en primer lugar algún tipo de problema visual o auditivo, como hipoacusias leves, estrabismo, ambliopía, etc. Estos problemas tendrían que ser detectados antes de la entrada a la escuela.
La atención es un proceso muy complejo que requiere que nuestro sistema nervioso se desarrolle y se eduque a través de ritmos del entorno. Muchos trastornos de atención vienen derivados del ritmo de vida que los niños llevan fuera de la escuela y que guardan relación con el ritmo de vida de la familia (desorden, falta de pautas claras, pobre nivel de comunicación familiar, clima desorientado e incluso excesivas exigencias respecto a los estudios).
Si suponemos que nuestro alumno presenta Trastorno por déficit de la atención con hiperactividad (TDAH) debemos observar:
- Inatención
- Dificultad para poner atención a los detalles o cometen errores torpes en los deberes de la escuela, trabajo y otras actividades.
- Dificultad para focalizar su atención en labores o actividades de recreación que están haciendo.
- Parecen no escuchar cuando se les habla directamente.
- Dificultad para organizar tareas y actividades.
- Evitan, les disgusta o se niegan a participar en tareas que exigen un esfuerzo mental sostenido.
- A menudo no siguen instrucciones y no finalizan tareas escolares, encargos u obligaciones (pero no por rebeldía a hacerlo o por incapacidad para comprender las instrucciones).
- Se les pierden cosas que son necesarias para realizar tareas o actividades.
- Se distraen fácilmente con estímulos externos (visuales, olfativos y auditivos).
- Son olvidadizos en sus actividades diarias.
- Hiperactividad e impulsividad
- Juguetean con las manos o los pies o no se quedan quietos en su asiento.
- Poca capacidad de control motriz.
- Pobre relación con sus compañeros.
- Presentan baja autoestima.
- Presentan comportamiento agresivo.
- Se levantan de su asiento cuando la situación exige que se queden sentados.
- Se mueven excesivamente o se sienten inquietos en situaciones en las que esto no es lo adecuado.
- Presentan dificultad para realizar actividades de recreación sin hacer mucho ruido.
- Están siempre en movimiento en el colegio como en casa.
- Hablan excesivamente.
- Responden impulsivamente antes que se termine de formular la pregunta.
- Presentan dificultad para esperar turno.
- Bajo rendimiento para su capacidad.
- Facilidad de frustración.
- Interrumpen o molestan a los demás.
- Presentan sus tareas sucias y desordenadas.
Cuando observemos que algunos de nuestros alumnos o niños presentan más de la mitad de las características descritas es importante y necesario pedir una evaluación integral de sus funciones psicológicas por una psicóloga especializada en problemas de aprendizaje. Confirmado el diagnóstico, se deberá seguir un tratamiento multidisciplinario. Además, es importante el diagnóstico clínico de un neurólogo.