Miércoles, 11 Julio 2018 16:29

Juegos para estimular al niño

El juego es una actividad propia del ser humano, se presenta en todos los niños, aunque su contenido varía de acuerdo a las influencias culturales. A través del juego, EL NIÑO aprende a conocer sus capacidades y sus limitaciones. Debido a que el juego ha demostrado ser una valiosa experiencia de aprendizaje, se valora su importancia para el sano desarrollo de la personalidad infantil.

Diversas teorías del juego proponen diferentes criterios para reconocer esta actividad, considerando juego aquello que produce placer al niño que la realiza, le interesa más la acción que el resultado, la meta de la acción es el juego mismo, prescinde de las limitaciones de la realidad y crea una situación imaginaria, ejercita funciones o capacidades, satisface necesidades afectivas y hay una clara intención de jugar.

El juego fomenta el desarrollo físico promoviendo el desarrollo de las habilidades sensoriales, de exploración y de motricidad. Mediante el juego los niños perfeccionan sus capacidades y se hacen competentes en las tareas físicas más difíciles. El juego fomenta el desarrollo mental, nuevas maneras del pensamiento y nuevas formas de solucionar los problema.

El juego es vital para el desarrollo social, emocional e intelectual de los niños y en el aprendizaje académico. Es uno de los vehículos más poderosos que tienen los niños para probar y aprender nuevas habilidades, conceptos y experiencias. El juego es un proceso dinámico, diverso y continuo.

 

Desarrollo del Juego durante la Infancia

El juego de cada niño evoluciona y cambia a medida que el niño madura y adquiere experiencia y destreza. El juego también varía entre los niños de acuerdo a la edad, las experiencias (que les brindan el contenido para usar en el juego), el ambiente familiar, grupo cultural y la disposición individual.

Un bebé necesita jugar desde los primeros meses, encontrando como delicioso y primer juguete sus pies y manos. En esta etapa, el juego contribuye al buen desarrollo psicomotriz. Los bebés juegan de acuerdo con sus posibilidades y en forma limitada, balbuceando, haciendo burbujas con la saliva, moviendo manos y pies. Con  el tiempo perfeccionan el juego logrando coger los objetos y tirar cosas con las manos. En esta etapa son recomendables los juegos sensoriales y depende casi totalmente de la capacidad de dedicación que le puedan dar los mayores. De esta manera, además, estamos desarrollando y fortaleciendo el vínculo familiar.

El niño durante los primeros años de vida explora el mundo que los rodea. Por eso los padres han de ayudarle en su insaciable curiosidad respondiendo a sus constantes interrogantes. Aunque los niños tengan compañeros de juegos reales, alrededor de los tres años albergan también uno o varios compañeros imaginarios. No es raro ver a los niños hablar en tonos distintos de voz y teniendo una larga y curiosa conversación consigo mismo.

 

¿Qué juegos debemos fomentar?

El juego creativo: que se expresa cuando los niños utilizan los materiales familiares de una forma nueva o inusual. Lo que se debe buscar es que el niño desarrolle un juego imaginativo y espontáneo. Los juegos creativos, son aquellos multipropósito y no estructurados que fomentan la imaginación, permitiendo explorar el material y crear sus propias dinámicas.  También alientan a que  el niño pueda controlar y moldear el juego para satisfacer sus propias necesidades individuales. Para desarrollar este tipo de juego son útiles los bloques, los títeres, los disfraces, la plastilina, arcilla, etc. Como resultado desarrollan la creatividad y la resolución de problemas cotidianos.

 
El juego simbólico: es el  juego de ficción ("hacer como si"). El juego simbólico depende de la posibilidad de sustituir y representar una situación vivida en otra supuesta. Por ejemplo, hacer "como si" comiera, pero utilizando un palito. El juego simbólico es indispensable para el equilibrio emocional, ya que permite contar con un tipo de actividad cuyo objetivo no sea la adaptación a lo real sino, la asimilación de lo real al yo.

En los primeros juegos simbólicos puede observarse que el niño realiza sus acciones habituales (hacer "como si" tomara la sopa, etc.), le atribuye a los otros y a las cosas esos mismos esquemas de conducta ("hacer dormir" a su osito, "hacer pasear" a su muñeca, etc.). Luego incluye en la acción simbólica elementos tomados por imitación de otros modelos (el papá, la mamá, la maestra, etc.). Por ejemplo, hace "como si" arreglara el auto, se pintara los labios o hablara por teléfono. El niño practica esos juegos por el placer de ejercer sus poderes y revivir sus experiencias.

 

¿Qué pueden hacer los padres y otros adultos para promover el juego?

  • Los padres y las escuelas pueden contribuir en gran medida a que los niños realicen un juego que apoye su desarrollo social, emocional e intelectual:
  • Alentando y valorizando el juego que es adecuado para la edad, intereses y necesidades individuales de los niños.
  • Ayudando a que los niños incorporen en el juego el contenido obtenido de sus propias experiencias. El juego de los niños generalmente es más creativo y se basa menos en la imitación cuando surge de sus experiencias diarias.
  • Mirando y escuchando a los niños mientras juegan para ver qué están haciendo y qué les interesa.
    Esto puede ayudar a darle  ideas acerca de los materiales de juego.
  • Eligiendo con cuidado los juguetes nuevos.
  • Asociándose con los niños mientras juegan, siempre y cuando no resulte demasiado autoritario como para interrumpir o asumir todo el juego.
  • Haciendo que el niño tenga tiempos de juegos regulares e ininterrumpidos.
  • Creando y equipando ambientes que ayuden a los niños a iniciar y mantener juegos que tengan sentido.
  • Colocando los juguetes en contenedores bien marcados (con dibujos) en estantes que estén al alcance de los niños.
  • Trabajando para contrarrestar los estereotipos de género, raciales, culturales y la violencia que caracterizan a muchos juguetes.  Ayúdelos a incorporar en el juego sus propias ideas, creatividad e imaginación.
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Lic. Rosa Taramona Aparcana

Psicóloga. Mag. En Psicología Educacional y de Familia.
Diplomado en Neuropedagogía y Habilidades Cognitivas y Emocionales.
                   Especialista en Estimulación Temprana.
                   Directora del Centro Déjalo Ser.

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