La comprensión hace referencia al lenguaje que el niño entiende, el cual se desarrolla por encima de la producción o lenguaje que utiliza. Esto es, porque la comprensión solo requiere del reconocimiento, frente a la producción que implica un recuerdo, es decir, recuperar tanto el concepto como el significado del código hablado de su entorno.
Durante el proceso de desarrollo del lenguaje comprensivo, el niño incrementa el bagaje léxico (vocabulario) y aprende a estructurar el lenguaje a partir de los modelos que las personas que se encuentren a su alrededor le brindan.
El aprendizaje del lenguaje en este periodo continúa su desarrollo en un ambiente natural como el hogar. A esto se suma la escuela, ambiente que permite potenciar todo lo aprendido previamente a través del adulto. Fue él, quien intuitivamente le proporcionó modelos mediante sus emisiones espontáneas, de aquí la importancia de hablar correctamente para que el niño copie un modelo adecuado, evitando diminutivos y el uso de onomatopeyas o jergas.
A partir de los tres años, el niño ya es capaz de relacionar los objetos con sus acciones y tiene lugar el desarrollo del lenguaje comunicativo. Debemos precisar que el niño, al principio, no se comunica para intercambiar “ideas”, sino que su lenguaje es egocéntrico y se caracteriza por el uso de monólogos. En esta etapa, el habla no está orientada a comunicar pensamientos sino a reforzar la acción.
Dentro de los tres y los seis años, el vocabulario presenta un aumento muy importante (2000 a 2500 palabras hasta los 5 años). El vocabulario del niño se hace más preciso y las estructuras gramaticales se acercan progresivamente a las normas establecidas por los adultos. Empieza el uso del ¿por qué?, esta obsesión de los “por qué” no corresponde exactamente a una necesidad de información, sino a una variedad de juego verbal que caracteriza el lenguaje del niño en este periodo de edad. Nuestra mejor respuesta para un “por qué” incesante seria; “…los girasoles son amarillos porque así son más bonitos…”
El niño es capaz de comprender cuando:
- Percibe los sonidos del entorno (desde el nacimiento).
- Identifica y responde al llamado de su nombre (a partir de los 12 meses).
- Comprende el significado del “no” (a partir de los 12 meses).
- Es capaz de discriminar y denominar, los estímulos cotidianos del entorno (a partir de los 18 meses).
- Comprende órdenes simples (a partir de los 18 meses).
- Comprende relatos simples (a partir de los 24 meses).
- Identifica absurdos verbales (a partir de los 36 meses).
- Comprende adivinanzas (a partir de los 36 meses).
Existe una variedad de factores que interactúan de forma compleja en el crecimiento del vocabulario y la capacidad de comprensión del niño como son; las capacidades cognitivas, la capacidad auditiva, el ritmo de maduración neurológica, la personalidad del niño, la cantidad y calidad de la comunicación adulto-niño en el medio familiar y la protección del entorno. Cuando alguno de estos factores se ve alterado repercute en el desarrollo normal del lenguaje.
Indicadores tempranos - signos de alarma
Antes de los dos años:
- Dificultades en la comprensión de palabras, gestos y conductas comunicativas como:
- Responder a su nombre.
- Dar respuesta a la atención conjunta: juguete.
- Petición y rechazo: quitar un juguete
- Ausencia o escasas vocalizaciones. Balbuceo sin entonación expresiva.
Dos años
- Vocabulario inferior a 50 palabras.
- Ausencia de combinación de palabras.
- Conducta inatenta.
- Otitis recurrente.
Tres años
- Ausencia de frases.
- Repetición de palabras y frases.
- No describe imágenes ni acciones.
- No conversa.
- No hay un juego interactivo conjunto.
- Pobreza de vocabulario, nombra sólo objetos muy familiares, pero desconoce el nombre de otros objetos.
- No ejecuta órdenes simples.
- No hay seguimiento de un cuento o relato corto.
Para estimular el lenguaje comprensivo se recomienda lo siguiente:
- Hacer uso de tarjetas, títeres, elementos de la casa, muñecos que permitan hacer concretos los estímulos verbales.
- Organizar visitas a supermercados, granjas u otros lugares donde se pueda observar elementos de una misma categoría.
- Hacer uso de canciones, cuentos y rimas, las cuales serán muy enriquecedoras y lo estimularán auditivamente.
- Fomentar la participación del niño en situaciones de interacción social
Lic. Miriam Huaylinos Casimiro
Psicóloga.
Terapeuta de audición, lenguaje y aprendizaje